CUENTO DE
LA CLASE DE 4º A
C.E.I.P
“LA CRUZ”
Una bruja horriblemente guapa
Érase una
vez un bosque encantado donde vivía una familia de brujas. Todas eran feísimas, incluso las niñas. Pero un día
nació una brujita horriblemente guapa,
de nombre Serafina.
Sus padres
estaban muy contentos porque tenían una hija que no parecía una bruja verdadera, era muy guapa. Sus tías
se quedaron sorprendidas.
Un día empezó a
ir al colegio y nadie la quería, ni siquiera la maestra. Entonces decidió
tomarse una poción mágica para ser fea. Buscó en “ El gran libro de las brujas”.
Encontró un pequeño apartado en el que ponía: “El mejor brujo de todos se
encuentra en Villamuerte, visitas de 4:00 a 20:00 horas”.
Cuando llegó a
Villamuerte y encontró la dirección, tocó a la puerta y salió el Gran Brujo.
Era un brujo
muy alto y feo. Invitó a Serafina a entrar en la casa. Estuvieron hablando y al
cabo de unas horas se dirigió a Serafina y le entregó un frasco. En él se podía
leer:
“Porque una bruja,
guapa NO tiene que ser.
Esta poción mágica has de beber”.
Bebió el primer trago se empezó a sentir
extraña. El brujo alto y feo le dijo:
Mírate al espejo y verás un rostro feo.
Cuando Serafina se miró al espejo y vio que
era muy fea, igual que
todas sus amigas, se la bebió entera. Se puso muy contenta
porque pensaba que, tanto sus amigas como la maestra, la iban a querer.
De repente…. se
le abultó la cara y…. se hizo más guapa que antes.
El mago no lo entendía. Serafina se puso triste, agachó la
cabeza, cogió su escoba y se fue volando. Al tener la cabeza hacia abajo no
veía bien y no aterrizó en su bosque. Cuando la escoba no pudo más, aterrizó en
Dúrcal (Granada), muy lejos de sus fronteras.
Serafina no
sabía a dónde ir. En ese momento se encontró a una bruja tan guapa como ella.
Le dijo que también se había perdido. Entonces las dos buscaron un sitio donde
pasar la noche. Se alojaron en un árbol que había por allí.
A la mañana siguiente vieron a una niña que
les indicó el camino. Anduvieron y anduvieron durante todo un día pero no
salieron de Dúrcal. Las dos brujitas se fueron a la Iglesia. Cuando sonaron las
campanas todo retumbó. Asustadas salieron despavoridas y llegaron al Parque de
la Estación. Hicieron un breve descanso y continuaron su huída hasta que
llegaron al Puente de Lata, ¡qué vértigo!, ¡es peor que ir en la escoba!. Siguieron a pie
hasta que una vieja bruja les indicó el camino hasta su casa.
Allí, algo más tranquilas, se dieron cuenta de que lo más
importante no era ser fea o guapa, si no ser buena. Entonces todas las brujas,
por muy feas o guapas que fueran comprendieron el significado de la BELLEZA y
de la BONDAD.